Wednesday, November 29, 2006

10 La Huida.

La verdad es que todo pintaba muy mal. La única solución que teníamos era quemar las ramas que nos habían servido de camuflaje. " Edgar quema las ramas que rodean a la cosechadora, no protestes, no tenemos tiempo"- le grité como comandante de esta nave. Ahora éramos una gran bola de fuego con todos los papeles en regla para circular, y empezaba a oler a pelo quemado. La gente se fue alejando , alguien gritó en voz alta " cuidado que va ha estallar ". El ciervo aprovechó y se escapó, y alguno de los que se encontraban en los maleteros también. La temperatura de la cosechadora aumentaba. Yo le daba al botón de limpiar los cristales, que como salía algo de agua, lo creáis o no algo refrescaba. De repente, un puente, y donde hay un puente hay un río, así que nos salimos del carril y nos metimos en un campo con intención de meter la cosechadora dentro del cauce del río. Así es como logramos esquivar a todo el gentío, y como apagar el fuego de la cosechadora, ahora teníamos unos momentos de tranquilidad. Que aprovecharíamos para cenar. La niña milagrosamente seguía dormida, ni el calor del fuego fue capaz de calentarla, y eso que se le habían quemado las cejas, el pelo y los bordes de la ropa, y tenemos que dar gracias a que Edgar estaba allí cerca para ir apagándola todo lo que se le prendía. No podíamos decir lo mismo de Edgar, que parecía un pollo pelado, y las pocas plumas que le quedaban ahora eran negras. Aparcamos la cosechadora, debajo de una encina, nos costó un poco al ser la cosechadora mas grande que la encina, y prendimos una pequeña lumbre para proceder a cenar. La niña que ahora estaba mas tiesa que de costumbre, mas fría y morena, la dejamos que siguiera durmiendo debajo de un árbol. Procedíamos a sacar la cena que había sustraído Edgar. Todo estaba dentro de una gran bolsa de viaje que ponía en letras grandes "ADIDAS" y debajo tres rayitas oblicuas que semejaban rellenar el contorno de un triangulo. De la bolsa pudimos sacar, 3 pequeñas bolsas que contenían 3 trajes: uno de enfermera, otro de catwoman, y el último de chica de salón del oeste. Como nada de esto se comía seguimos buscando en el bolso: dos paquetes de tabaco, ( paquetes que se quedó Edgar), un mequero , que no chiscaba y lo tiramos a la lumbre y explotó, un par de bragas sucias, un par de calcetines sucios y sudados, una cartera con su dinero, su DNI, su carné de la biblioteca, y unas fotos, y sus tarjetas de crédito; un teléfono móvil como el mío al que le cambié la batería por la mía gastada, dos bocadillos envueltos en papel de la duquesa de Alba, un frasco de perfume de mujer, una linterna, unas llaves, un frasco de mermelada, un rollo de papel del culo, 7 pequeñas bolsistas con pastillas de colores con etiquetas con nombres, un bote de colacao lleno de otra cosa que era blanca y no era colacao, un mp3, una agenda con nombres y teléfonos, y nada mas.

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