Monday, November 13, 2006

7. Las cosechadoras no son un buen medio de trasporte.

Cualquier experto en el mundo del motor, diría que esa mezcla de combustibles no iba a dar resultado. Y así es como fue exactamente. No llegamos a abandonar la gasolinera cuando el coche dejó de funcionar. Edgar salió a fumar un pitillo. La niña dormía en la misma posición. Detrás de la gasolinera había una especie de taller agrícola. No nos quedaba mucha distancia para llegar, 70 – 80 kilómetros. Entonces me dirigí al dueño de la gasolinera para realizar algunas gestiones. Ese fue el momento en el que Edgar ,aprovechando que se encontraba a las afueras de la gasolinera, para huir miserablemente, campo a través. “ Que se le escapa el pollo” dijo el dueño de la gasolinera al ver a Edgar campo a través. “ El sabrá lo que hace” le contesté y añadí, “ Me gustaría comprarle ese tractor que tiene en la parte de atrás aparcado”, “ no es un tractor amigo, es una cosechadora”, “ es lo mismo mientras no use super 98”, “ no, usa diesel agrícola, es una máquina cara”. “ Eso es lo de menos”. Me compré la cosechadora y me dispuse a subir a la niña. Pero fue un gran problema. La niña seguía durmiendo y no quería despertarla, estaba rigida y fría. El anterior dueño de la cosechadora me hechó una mano, y en todo momento me preguntaba “ ¿ pero que quiere usted hacer subiendo aquí a la niña?” poco después pude comprobar que la cosechadora solo tenía un asiento el del conductor. Decidí atar a la niña con unos pulpos a la parte trasera de la cosechadora evitando que el aire la diera directamente, y valoré positivamente la ausencia de Edgar, puesto que no se donde lo podría haber metido. Muchas palancas tiene una cosechadora, pero a destacar la poca velocidad que son capaces de desarrollar. 20 Kms/hora. En los primeros instantes de conducción, estuve pensando en lo enormes que eran las ruedas, y el lugar donde se alojaría la rueda de repuesto y que de pinchar necesitaría por lo menos a 15 personas para cambiar la rueda, pesé también cual de todos los botones accionaba la radio. Después pensé lo poco práctica que es una cosechadora, y que por eso no debe de haber muchas en Madrid, así como cuantos huecos necesitaba para aparcarla en la calle. Pensé literalmente “ Que cojones es esto que tiene la cosechadora en el morro” y no le ví ninguna función. Pensé que el anterior dueño la había tuneado. Entre tanto pensar habían pasado 3 horas, y había recorrido 25 kilómetros y tenía el deposito totalmente vacío. Llegué a una gasolinera coronando una fila de coches impresionante, y todos me pitaban. Yo no podía responder a su pitido pues no supe donde se encontraba el claxon . Muchos problemas para llenar el depósito, y los resumo en que no llegaba la manguera. La niña seguía durmiendo, que solete. Ya era de noche. Tuvimos la suerte de que pegado a la gasolinera se encontrara uno de los clups de bombillas rojas. Aparqué mi cosechadora en la puerta y excitado salté de la cabina de mandos , con la sana intención de llegar al suelo con este impulso. Me pegué un ostión, y menos mal que caí sobre el capó de un coche. He de reconocer, ahora mas tarde que con tanta excitación se me olvidó por completo que tenía a una niña durmiendo y atada con pulpos en la parte trasera de la cosechadora. Eran las 12:00 de la noche y no habíamos tomado nada desde que salieramos a las 16:00. Desconocía si en los puticlups daban cenas, si tenían menús y precios del día ( nunca me había fijado en estos pequeños detalles).
Era hora de comprobarlo.

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